El sonido del descontento

La mañana del último viernes, en la cuadra 4 del jirón Carabaya, en el centro de Lima, una pequeña multitud tocaba huaynos, cumbias y marineras.

Eran estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de Música (UNM). En sus rostros había sonrisas, pero también un sentido de alerta.

Como dijo el maestro Daniel Sierra, uno de los profesores presentes en el acto, estaban en un estado de “tensa calma”.

Unas horas antes, la noche del jueves, se filtró que el nuevo presidente de la Comisión Organizadora de la universidad, Jorge Rivera
Muñoz, había presentado su renuncia ante el ministro de Educación.

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El viernes por la mañana no se sabían más detalles. Sobre todo, no se sabía a quién nombraría el ministro en su reemplazo.

Así que los alumnos y sus profesores continuaban protestando, como lo venían haciendo desde el lunes 17, casi todos los días, en la puerta de su universidad. Pero lo hacían a su modo: haciendo música.

“¡Universidad Nacional de Música! ¡114 años de autonomía!”, arengaba el prestigioso maestro Wilfredo Tarazona, director de la red de orquestas juveniles Orquestando, y los manifestantes lo secundaban.

“¡Universidad Nacional de Música! ¡Dignidad, no más agravios!”, coreaban entre todos.

De pronto, Ricardo Farfán, egresado, miembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil, daba una señal con sus baquetas y los protestantes que tenían instrumentos a la mano se ponían a tocar. Un huayno de Áncash. Una marcha militar. La cumbia “Cariñito”.

-Estamos acá para defender nuestra autonomía -dijo Farfán. -Estamos reclamando que se nombre a un buen presidente de la Comi-
sión Organizadora. Que sea un músico de la universidad, que conozca cómo funciona la universidad.

El maestro Daniel Sierra, docente de Composición, dijo que el sentir de la comunidad es que se reponga a la maestra Lydia Fung, a
quien, la semana pasada, Rivera reemplazó intempestivamente.

-La maestra Lydia Hung es la persona idónea para este cargo- dijo Sierra-. Y si tuvieran que reemplazarla, que sea una persona que esté a la altura, que conozca muy bien el proceso de transición de conservatorio a universidad pero que, además, sea alguien de nuestra propia institución.

A las 12 en punto, el centenar de docentes, estudiantes, egresados y familiares que habían tomado el jirón Carabaya se pusieron a cantar el Himno Nacional. Los lideraron los estudiantes de canto. Cuando volvieron las arengas, una de las profesoras pidió que se escuchen hasta el Ministerio de Educación. Y si allí no les hacían caso, que también lleguen hasta el Palacio de Gobierno.

Sorpresa amarga

La mañana del jueves 13, la maestra Lydia Hung se despertó en su residencia de Surco con una serie de mensajes de WhatsApp que le avisaban de una noticia sorprendente: acababan de destituirla de su cargo de presidenta de la Comisión Organizadora de la UNM.

Hung dice que se sintió sorprendida. Pero sobre todo una sensación de amargura.

Solo dos semanas antes, el martes 28 de marzo, Hung y los otros miembros de la comisión-los maestros Claudio Panta y Diego Puertas- se habían reunido con el ministro de Educación, Oscar Becerra, en su despacho. Los acompañó el congresista Carlos Zeballos.

Las autoridades de la universidad querían explicarle a Becerra la importancia del proyecto de ley que había presentado Zeballos para que se permitiera, excepcionalmente, el nombramiento de docentes en la Universidad Nacional de Música considerando no solo si tenían doctorados sino, como alternativa, su trayectoria profesional.

-Por la historia que ha tenido la formación musical en nuestro país, que no ha exigido grados de maestría y doctorado para enseñar,
no hay muchos doctores entre los docentes -explicó Hung.

La maestra dice que el ministro se mostró de acuerdo. Tan de acuerdo que sugirió que se considerase no solo la trayectoria profesional sino también la artística. Dijo que el Ministerio de Educación daría su visto bueno al proyecto cuando se le consultase en la Comisión de Educación.

-Nos dijo varias veces que teníamos su apoyo -dice Hung. -Salimos de la reunión muy tranquilos, pensando que teníamos su respaldo. Yo, incluso, le envié días después una carta de agradecimiento.

Dos semanas después, Becerra sacó a Hung y puso en su reemplazo a Jorge Rivera, un educador licenciado en Educación en Biología y Química, sin vínculo conocido con la música y el arte.

Por si fuera poco, ante las críticas por esta decisión, salió a menospreciar la capacidad de gestión de Hung, señalando que “no está preparada”.

La expresidenta de la Comisión Organizadora salió, de inmediato, a mostrar su trayectoria: fue directora del Conservatorio del 2003 al 2006, vicepresidenta de Investigación desde 2019 y titular de la comisión desde el 2021.

Durante su gestión, dice, se aprobó un estatuto acorde a la Ley Universitaria, el Cuadro de Asignación de Personal, el Reglamento de Organización y Funciones y el Programa Académico de Música, entre otros logros.

-El proceso de licenciamiento estaba avanzado en un 95% -dice a Domingo-. Estábamos gestionando las credenciales para ir subiendo
la información a la Sunedu.

Todo ese proceso se cortó el jueves 13, cuando salió la resolución que nombraba a Rivera en su reemplazo.

La comunidad universitaria recibió con estupor la noticia. Un grupo de maestros -Daniel Sierra, Víctor Hugo Ñopo y Carlos Augusto Velale dirigieron una carta a Rivera, a nombre de la plana docente, exigiéndole que renuncie.

Sierra y Vela dicen que el reemplazante de Hung se portó con prepotencia a su llegada al local de Carabaya, que no convocó a la comunidad universitaria para presentarse, que trajo a un grupo de asesores sin conocimiento musical a los que ha exigido contratar y que habría tratado a algunos docentes sin respeto.

-Todos los anteriores directores han sido músicos -dice Mark Contreras, maestro de Composición-. El perfil del presidente de la comisión es que sea un artista y que, obviamente, cumpla con los requisitos en cuanto a experiencia de gestión, que sí los tenemos.

Hasta el cierre de esta edición, el Ministerio de Educación no había confirmado la renuncia de Rivera ni la designación de su
reemplazo. La comunidad musical de la UNM continuaba en estado de alerta.